La mejor experiencia fotográfica trasladada a la gama media. Esta es la filosofía de Google con su familia A, nacida el año pasado con los Google Pixel 3a y 3a XL. Este 2020 llega el Pixel 4a, un terminal que mejora en hardware y, sobre todo, a nivel de diseño respecto a la generación pasada (e incluso mejor en algunos aspectos que sus hermanos mayores). Al igual que la cámara es característica en los Pixel, las ausencias también lo son, y este Pixel 4a tiene algunas bastante notables.
No obstante, vamos a pasarlo por nuestra mesa de análisis para averiguar qué tiene Google para ofrecer en la gama media de 2020, un disputado terreno en el que el hardware cobra cada vez más protagonismo y donde Google quiere reinar a base de ser el mejor a nivel fotográfico. ¿Será suficiente con esto? Vamos a tratar de comprobarlo.
El Google Pixel 4a es inusualmente pequeño. En un año en el que los móviles de 6.7 pulgadas y unos 16 centímetros de alto empiezan a ser un estándar, este terminal tiene un tamaño al que no estamos acostumbrados. Esto nos permite usarlo con una sola mano de forma muy cómoda. El tacto es agradable cuando lo sujetamos y todas las juntas del terminal están bien rematadas. Sin embargo, el Pixel 4a se siente como un móvil económico, cuando ni lo es tanto ni su competencia deja esa sensación. El material empleado es el policarbonato (plástico, para que nos entendamos), tanto en la parte trasera como en los bordes y los botones. Esto de por sí no debería ser un problema (aunque a estas alturas se agradece el cristal), pero no termina de convencer.
El acabado es gomoso, algo que ayuda a la hora de agarrarlo pero que propicia que sea fácil de arañarse y, por otro lado, que coja la grasilla de los dedos con bastante facilidad, por lo que hay que andar limpiándolo constantemente si no queremos que esté lleno de brillos. Por otro lado, si hablamos de la botonera, es bastante escandalosa. Los botones no bailan y se sienten sólidos, pero el "click" que emiten al pulsarlos es bastante sonoro. Este parece un detalle nimio, pero no es demasiado agradable que unos botones tan pequeños hagan tanto ruido.
Choca que el Google Pixel 4a tenga un módulo de cámara cuando dispone de tan solo un sensor. No obstante el movimiento cobra sentido para que la línea de diseño sea similar a la de sus hermanos, los Pixel 4
Mirándolo por la parte superior encontramos un jack de auriculares, quedando el altavoz y el puerto USB-C reservado para la parte inferior. Es un acabado básico y simple, pero no disgusta a nivel estético. La parte trasera del terminal tampoco destaca en casi nada, salvo por el módulo de cámara que ha implementado Google. Teniendo una sola cámara choca que tenga un módulo, aunque el movimiento se entiende tanto por coherencia en línea de diseño con los Pixel 4 como por seguir la tendencia actual.
No obstante, donde brilla el Pixel 4a es en su parte frontal. Por fin encontramos un diseño sin marco superior ni notch, ya que se ha perforado la esquina superior derecha del dispositivo para incluir ahí la cámara. Es un agujero relativamente pequeño y bastante discreto, del que nos olvidamos en unos pocos minutos tras usar el móvil. Los marcos podrían estar mejor aprovechados, pero todo está tan redondeado y armonioso que resulta bastante agradable mirar a este Pixel 4a por delante. Según GSMarena el aprovechamiento frontal es de tan solo un 83,3%, pero la sensación es de que está mucho mejor aprovechado.
A nivel de compactación el Pixel 4a es el claro ganador actualmente en comparación a los grandes actores del año. Es uno de los móviles más compactos del mercado. En algunos casos servidor ha de admitir que se me ha hecho demasiado pequeño, pero esto dependerá completamente del usuario. Aquellos que quieran un teléfono realmente compacto agradecerán y mucho que Google haya lanzado al mercado esta opción. Meterlo en el bolsillo es como no llevar prácticamente nada. Esto se debe también a su peso, de tan solo 143 gramos.
En un año donde superar los 200 gramos o acercarse a ellos no es extraño, tener un móvil casi 60 gramos más ligero es todo un alivio. En definitiva, un diseño que podría ser más premium y que se siente algo barato, pero que consigue enamorar por el pequeño tamaño y el gran ejercicio de compactación.
El Pixel 4a tiene un panel de 5,8 pulgadas con resolución Full HD+ y tecnología AMOLED. Lo que más se echa en falta es una tasa de refresco de 90Hz, algo que hubiese puesto la guinda en un panel que se comporta bien para el precio del dispositivo. El panel es muy nítido, el color es vibrante y la sensación general es buena. No obstante hay dos claros problemas.
El primero son los ángulos de visión. En cuanto giramos un poco el terminal aparece efecto arcoíris y perdemos visión. El segundo es el brillo máximo. El Pixel 4a no se ve bien al sol y queda bastante por debajo en brillo respecto a algunos de sus rivales directos. Como acostumbramos en Google, podemos configurar tres modos de color, aunque no podemos cambiar de forma manual ni los colores ni la temperatura.
El Google Pixel 4a pierde "el True Tone" de sus hermanos mayores. El resto de opciones son prácticamente las mismas
En los ajustes también podemos activar 'Atención a la pantalla', una opción que mantendrá el panel encendido siempre y cuando lo estemos mirando. Es una buena opción para evitar el estar tocando la pantalla todo el tiempo si estamos leyendo texto en el navegador, por poner un ejemplo. Echamos en falta aquí el modo "Ambient EQ" del Google Pixel 4, una especie de "True Tone" que permite al móvil ajustar la calibración en base a la luz ambiente.
Respecto a la perforación en el frontal, no está del todo mal integrada en el sistema. La barra de estado simplemente se tiñe de negro en algunos juegos. Los iconos están perfectamente centrados con el propio agujero, por lo que la sensación de simetría es bastante agradable.